miércoles, 27 de junio de 2007

Guillermo Fernández Vara


El día 27 de mayo de 2007, 352.342 extremeñas y extremeños decidieron que Guillermo fuera nuestro Presidente, hoy ha sido investido como tal en la Asamblea de Extremadura y el próximo día 29 tomará posesión de su condición de ser el primus inter pares.
Nada mejor que su bonhomía, su cercanía, su humanidad destilada a raudales, para definir al hombre que llevará a nuestra Extremadura a, como él define, su II Transformación. Nada más gráfico que el abrazo sincero de dos socialistas de raza. Uno por haber puesto a Extremadura en el mapa, por haber sido referente para muchos socialistas españoles por sus convicciones, firmeza y solidez de ideas. El otro por ser el jardinero que regó la rosa roja y el puño hasta que este caló en su personalidad, aprendió con todos nosotros a ser uno de los nuestros, a dar su impronta a una Sanidad Pública que solo existía en el pensamiento utópico de los que aún creemos que este mundo puede cambiar, y desde hoy le toca pilotar la nave de ese proyecto ilusionante para una tierra que ya es dueña de su futuro, orgullosa de la tarea realizada y comprometida con una nueva apuesta de seguir siendo el referente para miles de ciudadanos.
Como decía Tomás Meabe, fundador de las Juventudes Socialistas, el amigo verdadero ha de ser como la sangre: que siempre acude a la herida sin esperar a que la llamen, esa es la impronta que nos define a los socialistas, todos unidos junto a nuestro Presidente. G de generosidad en el trato; F de fuerza en su mensaje y V de vigor para llevar adelante la pesada carga que hemos puesto en sus hombros.
Retomando las palabras de Meabe: Seámos valientes.Luchemos. Desconfiar es ya dar un paso atrás.
Seámos prácticos, que estas ideas no las acojamos con la indiferencia de los débiles de ánimo. Adelante todos y del brazo. Que nadie quede atrás y abandone en otros la tarea colectiva. Los rezagados solo sirven para murmurar y criticar, abandonemos los lugares estériles y los pasatiempos inútiles y todos juntos nos aprestemos a colaborar en esta gran empresa.
Va por ti Guillermo, ahora tu diriges la orquesta los demás interpretaremos la sinfonía de la utopía posible, cada uno donde debemos estar y, todos, bajo tu batuta a afinar los instrumentos y comenzar esa tarea que nos costará sangre, sudor y lágrimas, pero ahora sin fisuras esperamos con el papel pautado delante en nuestro atril recibir la entrada para que armónicamente suene esa Nueva Sinfonía.
Tú diriges Compañero Presidente.