domingo, 24 de junio de 2007

Otto y Fritz, los más frikis


Lech e Jaroslaw Kaczynsky son dos brevas mañaneras, han estado en Bruselas en la Cumbre de la UE para sentar sus posaderas y decirnos lo que tenemos que hacer. Desde que si los alemanes no les hubieran matado tantos compatriotas en la II Guerra Mundial serían mais polacos, es una verdad de perogrullo, y demás cruzadas comenzadas contra rojos, filocomunistas, izquierdistas, gays , lesbianas y demás gente de mal vivir para esta almas gemelas y puras la Cumbre ha sido un éxito y encima nos dan lecciones a los españoles, bueno para ser más exactos, al Gobierno de España.
Esto es lo que deduce ese peazo de journal digital terrestre, marítimo y aéreo llamado El Semanal Digital paradigma de periodismo libre, plural y comprometido, dirigidos por Antonio Martín de Beaumont, ex-Secretario General de NN.GG. del P.P. y amiguete del President de la Generalitat Valenciana, Mr. Camps, y alabardero de la Brunete Mediática Anti ZP.
Los barandas de ese peazo journal se despachan largando del siguiente tenor:
Los Kaczynski dan una lección a Zapatero y hacen un favor a España
La última Cumbre europea celebrada en Bruselas ha terminado finalmente con un acuerdo para desatascar las reformas institucionales y jurídicas de la Unión después del fiasco de la llamada "Constitución Europea". Es un éxito innegable que se debe apuntar a la Canciller alemana Angela Merkel, puesto que a Alemania le corresponde la presidencia de turno de la Unión y, por tanto, liderar el proceso de integración en estos momentos.
Como bien ha dicho nuestro presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, "todo aquello que cambia con este Tratado es para mejor". En efecto, el acuerdo logrado ha consistido fundamentalmente en eliminar los aspectos más rechazables del fracasado Tratado constitucional, empezando por su propio y equívoco nombre, para proceder a una simple reforma de los dos tratados vigentes, el de la Unión y el de la Comunidad Europea, que conservará lo que de bueno había en aquél.
Para España, resulta sin duda muy positivo que el sistema de votación que había arrancado José María Aznar en la negociación del Tratado de Niza en colaboración con Polonia pueda seguir vigente hasta el año 2017. Esto otorgará a nuestro país un peso en las decisiones de la Unión sustancialmente superior al que Rodríguez Zapatero había aceptado en el Tratado constitucional que apoyó de manera entusiasta e hizo ratificar al pueblo español en un referéndum marcado por la indiferencia ciudadana.
Sin embargo, no ha sido precisamente Rodríguez Zapatero quien ha obtenido ahora este logro para España, sino los hermanos Kaczynski, el uno presidente y el otro primer Ministro de Polonia. Ofreciendo toda una lección de cómo se negocia en el marco europeo, han sabido defender los intereses de su país y, de paso, le han hecho un favor al nuestro, puesto que la posición de España en este terreno va unida a la de Polonia.
Es muy posible que esto sorprenda a la opinión pública española, a la que la corriente mediática dominante se ha empeñado en transmitir una imagen ridícula de los Kaczynski, sólo porque son gobernantes con un sentido de los principios y valores morales opuestos a los políticamente correctos entre nosotros. De hecho, los mandatarios polacos han dejado una vez más muy clara su posición al desvincular a Polonia de la Carta de Derechos de la Unión Europea en lo relativo al "derecho de los Estados miembros a legislar en el ámbito de la moral pública, el derecho de familia, así como de la protección de la dignidad humana y el respeto de la integridad física y moral humana".
El presidente el PP, Mariano Rajoy, ha reconocido públicamente a los hermanos Kaczynski lo que han hecho por España al defender a su país, reprochando al mismo tiempo a nuestro presidente del Gobierno su completa pasividad en la tutela de los intereses españoles en la Cumbre. En efecto, la única aportación de la que Rodríguez Zapatero en justicia se puede vanagloriar da una idea cabal de su actuación en Bruselas: haber bautizado el cargo del que será ministro de Asuntos Exteriores de la Unión como "Alto Representante de la Unión para Asuntos Exteriores y la Política de Seguridad".
Uno sabía que los gemelos eran la pera, pero que ahora ellos sean los que nos dan lecciones y nos ayudan es como para pedir asilo político en Tocbumtú y que nos den la cartilla de desplazados de la Segurança Social, porque estos apoyos mediáticos del PP se han fumado toda la goma que había en el herbolario de la Tia Nica en Loulé.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

la dictadura de franco era más libre que la de ZP

Ni robaban ni mentían tanto. Y además, a los terroristas se les perseguía.

Y por supuesto los discursos de Franco no los dictaba ETA..

Por lo demás, pocas diferencias

Anónimo dijo...

Aquí tenemos otro iluminao!
Pa piquín el que se ha metido en vena antes de escribir semejante chorrada.
Y que no se cansan!

Anónimo dijo...

¿Qué pretende Polonia? Reclama indemnizaciones por lo ocurrido en la guerra. Yo quiero saber si Polonia va a indemnizar a mis familiares alemanes. Vivían en Jungensand, hoy llamada Wiaski Piasky, y fueron sistemáticamente perseguidos y obligados a refugiarse en lo quedó de Alemania después del pacto de Varsovia. Me consta hasta donde pude llegar en mi árbol genealógico que mi familia vivió en Prusia Occidental desde 1790. Quisiera que los europeos se sinceraran y que cada país tome conciencia de las atrocidades que hicieron durante las dos guerras. Espero que la Canciller alemana defienda alguna vez a los alemanes y condene la persecución a que fueron sometidos por los polacos, rusos, norteamericanos y franceses. El que esté libre de pecado que tire la primera piedra.

Anónimo dijo...

Los gemelos polacos Kacynski.

Sus ideas deben reconocerse que no están en la modernidad. Ni por supuesto en la postmodernidad y que a estas alturas perseguir homosexuales, lesbianas, impedir que las mujeres vayan topless, y que todo el mundo deba jurar que no colaboró con el régimen comunista no es precisamente un dechado de respeto a los derechos humanos en el proceso de entender que hay demasiadas cosas en la conducta humana para que todo sea blanco o negro.