lunes, 29 de diciembre de 2008

Coraje para luchar




El tiempo, el implacable, nos da buena muestra de que la vida bien merece ser vivida con la pasión y la entrega de aquellos que luchan por los demás. El día 1 de enero de 1939, Juan Negrín, un médico, Presidente del Consejo de Ministros de la República Española se dirigía a la sociedad de los Estados Unidos de América en un artículo titulado La Luz de Occidente. Defendía con coraje la lucha del pueblo español contra el fascismo y aventuraba lo que pasaría después, se reafirmaba con las palabras: "No obstante, el heroísmo de mis compatriotas ha hecho posible la resistencia y frustrado las esperanzas de nuestro agotamiento que abrigaban nuestros enemigos. Tenemos la plena confianza, a pesar de las duras pruebas sufridas y por sufrir, de que saldremos victoriosos en la lucha; no sólo por nuestra independencia, sino también por la libertad de los hombres y los principios de cultura, tolerancia y democracia. El hambre, la escasez y la miseria, serán soportados". Si tan sólo poseyéramos la tercera parte del material de que disponen nuestros enemigos, la guerra terminaría bien pronto.
La locura de las naciones invasoras va induciendo a la opinión mundial que tal vez esté próximo el día de que sus poderosos pueblos sean recluídos en un nuevo gueto. Entretanto, nos limitamos a demostrar al mundo que la justicia y el Derecho tienen aún quienes los defiendan.
Pero ello no es suficiente. Y por eso, los verdaderos europeos vuelven sus ojos hacia la gran democracia americana (...) Esperemos que, en esta ocasión, la luz pueda venir de Occidente. Pero la luz no vino.

El 1 de enero de 1959, otro médico, Ernesto José Guevara de la Serna, entró en La Habana con los barbudos y acabaron con la Dictadura de Fulgencio Batista y el garito de aquellos a los que Negrín pedía ayuda.

Hoy en la Asamblea de Extremadura, otro médico, Guillermo Fernández Vara, Presidente de la Junta de Extremadura ha expuesto con coraje y convicción sus recetas para afrontar la crisis y aportar soluciones.
Dicen que Dante, en La Divina Comedia, reservó los lugares mas calientes del Inferno para aquellos que en tiempo de crisis se mantuviesen neutrales. Supongo que en este momento debe haber muchos lugares reservados. Para los neutrales y para sus cómplices. Y especialmente para todos aquellos que se han pasado la vida pregonando las bondades de la mano invisible y de la autoregulación del sacrosanto mercado y ahora recurren a la intervención del denostado Estado para socializar sus pérdidas y así preservar sus bancos, sus fortunas y sus privilegios.
Fernández Vara así lo ha entendido y ha actuado frente a la crisis, porque sabe que no se puede ser neutral y es tiempo de tomar decisiones con coraje. Coraje para afrontar una crisis que es global y que esa globalidad abre una oportunidad de cambiar las reglas, que no podemos desaprovechar, porque los extremeños nunca nos lo perdonarían. Una oportunidad para proponer soluciones y a la vez también una oportunidad para que todos nosotros también cambiemos.
Será un camino arduo y complejo, porque no se trata de hacer revoluciones ya experimentadas y olvidadas. No se trata de reescribir la historia porque esta ya está escrita. No se trata de inventar nuevos dogmas, nuevos sectarismos y nuevas formas de exclusión. Nadie es dueño de nada y menos tiene el monopolio de la verdad y la razón, nadie es dueño de nuestro futuro. La fuerza de nuestro pueblo está en nuestra pluralidad, en nuestras diferencias y, en el respeto de ellas, en nuestra capacidad de construir convergencias.Ese es el nuevo desafío político y hoy yo he visto ese coraje, ese coraje del que todos precisamos, las profundas convicciones y el firme deseo de abrir nuevos caminos.
Ahora, muchos, se preguntarán ¿Cuál es el camino?. Yo respondo con mi Presidente que ese camino somos todos nosotros. Son todos los ciudadanos y ciudadanas que quieren otro tipo de políticas y otras alternativas, porque así lograremos una democracia más justa y solidaria.
Chapeau e obrigado Presidente y confiemos que la esperanza que encarna aquel que el próximo año 2009 va a ocupar la White House sirva para que entre todos construyamos un mundo donde todos podamos tener esperanza y futuro. Yo así lo espero porque 3 veces no se tropieza en la misma piedra.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Algunos siguen pensando en los que le quitó Maddoff y quieren recuperar el camino perdido y los caudales dilapidados.

Creo que van a formar una Coalición con los afectados de AFINSA- FORUM-MARTINSA FADESA para que Vara les pague los que le quitó la fortuna.

Malo Malísimo dijo...

Me uno a ti en tu plegaria, pero por si las moscas, no nos fimos del todo del moreno, más que nada por aquello de "a Dios rogando y con el mazo dando".
Te pongo el ejemplo más actual. Le faltan 20 días para ser el "Jefe", sabe positivamnete que el Señor Bush, no va decir ni hacer nada.
En lo de la crisis rapidito que habló, ahora pareceser que calla y quien calla otorga.

Jose Carlos Molina dijo...

Cara camarada "Mau Muitissimo Mau" eu nao faço plegarias, eu tenho uma ideología, que juntos partilhamos, só tenho a coragem de continuar a luta, e sempre, nao esqueças, sempre ficaremos juntos.

Há tantos anos que partilhamos socialismo, caro camarada.

Bom ano e que a esquerda seja capaz de mudar o mundo.

Anónimo dijo...

Muy buena la secuencia de los médicos políticos comprometidos. Los hechos hablan por si solos, la Revolución Cubana ha sobrevivido a 10 presidentes, a la invasión de Bahía de Cochinos, la crisis de los misiles del 62 y especialmente al putrefacto embargo del Tio Sam.

50 años de una revolución que habrá que analizar detenidamente pero que ha hecho de Cuba un lugar para los cubanos, sin yankees ni gringos que les den por c...

Anónimo dijo...

¿Qué es ser socialista?

Olavo de Carvalho
Jornal da Tarde

El socialismo ha matado a más de 100 millones de disidentes y ha
sembrado el terror, la miseria y el hambre en un cuarto de la
superficie de la Tierra. Ni siquiera sumando todos los terremotos,
huracanes, epidemias, tiranías y guerras de los últimos cuatro siglos
producirían unos resultados tan devastadores. Esto es un hecho puro y
simple, al alcance de cualquier persona capaz de consultar El libro
negro del comunismo y de hacer un cálculo elemental.

Pero, como lo que determina nuestras creencias no son los hechos sino
las interpretaciones, siempre le queda al socialista devoto el
subterfugio de explicar esa formidable sucesión de calamidades como
efecto de azares fortuitos sin relación con la esencia de la doctrina
socialista, que, inmune a toda la miseria de sus realizaciones,
conservaría, de ese modo, la belleza y la dignidad de un ideal
superior.

¿Hasta qué punto ese alegato es intelectualmente respetable y
moralmente admisible?

El ideal socialista es, en esencia, la atenuación o eliminación,
mediante el poder político, de las diferencias de poder económico. Pero
nadie puede arbitrar eficazmente diferencias entre el más poderoso y el
menos poderoso sin ser más poderoso que ambos: el socialismo tiene que
concentrar un poder capaz no sólo de imponerse a los pobres, sino
también de enfrentarse victoriosamente al conjunto de los ricos. Por
consiguiente, no le es posible nivelar las diferencias de poder
económico sin crear desigualdades de poder político todavía mayores. Y
como la estructura de poder político no se aguanta en el aire, sino que
cuesta dinero, no se ve cómo el poder político podría subyugar al poder
económico sin absorberlo en sí mismo, tomando las riquezas de los ricos
y administrándolas directamente. De ahí que en el socialismo,
exactamente al contrario de lo que pasa en el capitalismo, no hay
diferencia entre el poder político y el dominio sobre las riquezas:
cuanto más alta sea la posición de un individuo y de un grupo en la
jerarquía política, más riqueza estará a su entera y directa
disposición: no habrá clase más rica que la de los gobernantes. Así
pues, las desigualdades económicas no sólo habrán aumentado
necesariamente, sino que, consolidadas por la unidad del poder político
y del poder económico, se habrán vuelto imposibles de eliminar, excepto
mediante la destrucción completa del sistema socialista. Y ni siquiera
esta destrucción resolverá ya el problema, porque, al no haber más
clase rica que la de la nomenklatura, ésta conservará el poder
económico en sus manos, cambiando simplemente de legitimación jurídica
y auto-denominándose, ahora, clase burguesa. La experiencia socialista,
cuando no se congela en la oligarquía burocrática, se disuelve en el
capitalismo salvaje. Tertium non datur. El socialismo consiste en la
promesa de obtener un resultado a través de medios que producen
necesariamente el resultado inverso.

Basta comprender eso para darse cuenta, inmediatamente, de que la
aparición de una elite burocrática dotada de poder político tiránico y
de riqueza multimillonaria no es un accidente en el proceso, sino la
consecuencia lógica e inevitable del principio mismo de la idea
socialista.

Este raciocinio está al alcance de cualquier persona medianamente
dotada, pero, dado que las mentes más débiles tienen una cierta
propensión a creer más en los deseos que en la razón, aún se les podría
perdonar a esas criaturas que hubiesen cedido a la tentación de probar
fortuna en la lotería de la realidad, apostando por el azar en contra
de la necesidad lógica.

Eso, aunque es inmensamente cretino, es humano. Lo que humanamente es
una burrada es insistir en querer aprender por propia experiencia,
cuando hemos sido dotados de raciocinio lógico precisamente para poder
reducir la cantidad de experiencia necesaria para el aprendizaje.

Lo que no es humano de ninguna manera es rechazar a la vez la lección
de la lógica que nos muestra la auto-contradicción de un proyecto y la
lección de una experiencia que, para redescubrir lo que la lógica ya le
ha enseñado, ha matado a 100 millones de personas.

Ningún ser humano intelectualmente sano tiene derecho a apegarse tan
obstinadamente a una idea hasta el punto de exigir que la humanidad
sacrifique, en el altar de sus promesas, no sólo la inteligencia
racional, sino hasta el instinto de supervivencia.

Semejante incapacidad o rechazo de aprender denuncia, en la mente del
socialista, el rebajamiento voluntario y perverso de la inteligencia a
un nivel infrahumano, la renuncia consciente a la capacidad de
discernimiento básico que es la condición misma de la humanidad del
hombre. Ser socialista es negarse, por orgullo, a asumir las
responsabilidades de una conciencia humana.

Jose Carlos Molina dijo...

Contrariamente a lo que los decepcionados creen, la llamada "aventura de la izquierda" en el siglo XX constituyó un aporte esencial para que se moviera la rueda de la historia y se prefigurara un mundo distinto en este inicio de siglo. La actitud derrotada y derrotista según la cual "nada valió la pena" es incapaz de ver el aporte histórico del esfuerzo de la izquierda sencillamente porque los desenlaces previstos por ese esfuerzo no se han realizado de la manera en que se soñó que se realizarían: no hubo instauración del socialismo, no hubo Estados de obreros y campesinos, y las fuerzas de izquierda resultaron adolecer de los mismos defectos de sus enemigos de derecha, a saber: los oportunismos, los nepotismos, las corrupciones, los verticalismos y los militarismos.
En cambio, los desenlaces fueron: entendimientos entre enemigos, diálogos de paz y pactos debajo de la mesa. Y la gente de izquierda reacciona de formas diversas: decepción de izquierda, aferramiento dogmático y desfasado a la nostalgia de izquierda, y crítica de izquierda a la izquierda para que no mueran los principios de una acción política de mayorías inspirada en la utopía siempre vigente del bienestar colectivo. Así, en este marasmo ideológico, se suele perder de vista el aporte histórico de esta fuerza, el cual no fue el previsto pero igualmente contribuyó, repito, a que se moviera la rueda de la historia.

En efecto, sin la sangre guerrillera no habría habido procesos de democratización; sin el bloque socialista y su contención, el llamado Tercer Mundo sería un basurero del primero desde 1945; sin las experiencias revolucionarias -frustradas unas y triunfantes otras y todas dolorosas y gloriosas a la vez--, las masas populares no estarían ahora articulando programas autónomos de reivindicación de sus intereses fundamentales y los movimientos indígenas no reclamarían en la actualidad el derecho a la autonomía política frente a las etnias hegemónicas.

Sin la experiencia socialista, no existiría el criterio del beneficio colectivo como fin humanista frente a la rapacidad pragmática y deshumanizada de las derechas, viejas y nuevas. Sin la experiencia socialista y las luchas revolucionarias de los pueblos, no existiría la certeza de que es posible humanizar la lucha política, la producción de mercancías y la distribución de la riqueza. En una palabra, si no hubiera habido socialismo, el capitalismo con todos sus males se presentaría como una fatalidad sin alternativa, y no tendríamos la gran escuela del peligro que implica dogmatizar y corromper la acción revolucionaria como lo hizo el socialismo real.

Las nuevas luchas de las masas populares por la salud del ambiente, por las reivindicaciones sexuales y étnicas, por la autonomía de conciencia frente al mensaje de los medios masivos de comunicación y por un orden económico internacional justo, habrán de tener como objetivo estratégico la justicia social, y su inspiración ideológica tendrá que ser (cuál si no) la experiencia socialista, pero sin repetir sus errores.

Por ello, hay que actualizar el debate y lanzarnos a la búsqueda de soluciones reales. Aferrarse al pasado con nostalgia de viejos es un acto irresponsable frente a la sociedad y la historia. El sectarismo izquierdista a estas alturas es pura reacción, como lo es el sectarismo de derecha que aún añora las dictaduras militares. Seamos revolucionarios y allanemos el camino ofreciendo respuestas con honradez.

Eso pretendo mi muy respetado Señor Liberal y si no le gusta se aguanta.

Saludos cordiales.

Malo Malísimo dijo...

Señor liberal, aunque el dueño de este espacio se lo explica muy meridianamente, me tomo la libertad de contestarle tambien.
Fijesé que he dicho "dueño", lo que implica propiedad, usted desde su optica llana y unidireccional mete en el mismo saco a troyanos y espartanos, si bien todos son griegos, no son hermanos, lo mismo sucede con la izquierda y el socialismo, usted confunde el mal llamado socialismo o comunismo de estado con el SOCIALISMO, y el SOCIALISMO, tiene como uno de sus pilares fundamentales la libertad individual, la libertad de pensar distinto, ¿le suena ese concepto? El socialismo busca la igualdad de todos, pero la igualdad por arriba, no por abajo, el socialismo no está contra la riqueza, si no contra la acumulación de riqueza, el socialismo no pretende terminar con los ricos, sino con los pobres, el socialismo no pretende una sociedad uniformemente igualitaria, si no una sociedad de iguales, el socialismo es por definición universal y no local y hasta ahora que se sepa los pocos casos dados de socialismo se los han cargado unas veces los de las izquierdas de los que usted habla y otras veces los liberales a los que usted parece representar. Tanto unos como otros siempre han tenido miedo a la libertad.
¿Tiene usted miedo a esa libertad, señor liberal?