jueves, 15 de marzo de 2007

28 años de Alcaldes Socialistas




Una acción sincera y honesta tapará otras muchas deshonestas.
El día 3 de abril de 1.979, después de dos procesos de elecciones generales, con una nueva Constitución refrendada por los ciudadanos, y con una legislación franquista se convocan las primeras elecciones municipales. El Señor Suárez no tiene más remedio que convocarlas y los socialistas concurrimos a las mismas sin más bagaje que nuestra ilusión, nuestras esperanzas, nuestros anhelos y sobre todo con unas grandes dosis de humildad.

¿En que condiciones afrontamos aquellas primeras elecciones?

¿Cómo eran nuestros pueblos y ciudades?

¿Dónde encontrábamos a nuestros candidatos?

En el Partido, compañeras y compañeros éramos un grupo de amigos, todos nos conocíamos, nuestras Asambleas Provinciales se constituían y a ella asistían todos los militantes, tuvimos que suplir con imaginación lo que teóricamente nos faltaba de preparación.

¿Cuántos conocían como funcionaba un Ayuntamiento?


Quiero rendir un honesto homenaje a todos aquellos compañeros y compañeras que asumieron aquel reto, a aquellos que se sacrificaron con ilusión para devolver la esperanza a los ciudadanos de sus pueblos, con el convencimiento del “que se sacrifica a sí mismo nunca yerra”.

El paisaje de nuestros pueblos y ciudades era desolador: los pocos que tenían vehículo propio eran una excepción, todos usábamos la “LEDA” o la “TALLESA” o cuando no la “CACHONDA” de V.CABALLERO, los viajes eran como una expedición al Polo Norte, las paradas continuas, el cobrador era el recadero de todos los parroquianos de cada pueblo: una carta para el amigo, un encargo para Don Fulano o Doña Mengana, los bultos, la fauna ovina-caprina-porcina y avícola eran nuestros compañeros de viaje, y cuando las cosas se ponían feas la “TALLESA” decía que hasta allí había llegado. Ese era el paisaje de nuestra Extremadura. Mientras tanto en la rebotica del Señor Boticario, el médico, el cura, el alcalde y el comandante del puesto, decidían sobre la vida y hacienda de nuestros pueblos y ciudades, habían sido investidos con la toga púrpura por el Consejero Nacional de Movimiento de turno y tenían mando en plaza. La única calle asfaltada era la del Alcalde y todo lo demás barbecho, polvo y tierra.

Pero como dice el son cubano, “en esto llegaron las elecciones y el pueblo mandó parar”. Aquellos que por abolengo, apellido, bienes, habían detentado el poder se vieron apeados del mismo por la voluntad popular. ¡Horror! Exclamaron, el cortijo propio va a ser administrado por gárrulos analfabetos, gañanes, paniaguados, morralla, pero era normal el pueblo se había dejado engañar por unos que todavía seguían teniendo cuernos y rabo, que despedían olor a azufre. ¡ VADE RETRO SATANAS! Gritaban desde algunos púlpitos los miembros más recalcitrantes del clero se acerca “el Apocalipsis”, la “descristianización”, las “venganzas personales” nacidas de tantos años de opresión y sometimiento, de dominio de los poderosos, en suma su mundo se venía abajo.

Pensaban como es posible que “aquellos que nacieron para macetas pasen del balcón”, entendían que se les usurpaba lo que les pertenecía y no hay cosa que más odien los mediocres que el ingenio que nuestros alcaldes y alcaldesas dieron su gestión.

Llegamos a los Ayuntamientos sin saber nada de ellos, del poder del Secretario, de las clases sociales dentro de los funcionarios, pero suplimos con imaginación nuestras carencias, teníamos una sabiduría innata, no la habíamos aprendido en los libros sino en el contacto con nuestros vecinos, sufriendo las mismas penurias y miserias que ellos, éramos parte del pueblo y con nosotros llegó el pueblo a los ayuntamientos, y así poco a poco fuimos cambiando la faz de nuestros pueblos, nuestros alcaldes y alcaldesas fueron: padre, madre, confesor, paño de lágrimas, deshacedores de entuertos, árbitros; hicimos que los servicios municipales se universalizaran, asfaltamos las calles, creamos infraestructuras, llevamos la luz a donde nunca había existido otra cosa que el carburo, pero ¡ eso ya forma parte del paisaje!.

Aquellos cantamañanas, señoritos de postín, eran como el famoso maestro ciruela aquel que no sabía escribir y quería poner una escuela, no se contentaron comenzaron a aprender a imitar nuestras acciones, a cambiar su lenguaje, y unas veces por meter la mano en vez de la pata, por pelearnos entre nosotros, en algunos municipios sobre todos los más importantes, la derecha de siempre recuperó el poder y nos costará volver a obtener recuperar la confianza de los ciudadanos, pero con esfuerzo, con tesón, con imaginación estoy seguro que lo conseguiremos.


Compañeros, envidio de una manera sana, aquellos tiempos, este ya cincuentón socialista fue elegido Concejal del Excelentísimo Ayuntamiento de Badajoz, pasé a formar parte de la Comisión de Gobierno y fue Teniente de Alcalde, eso sí sin competencias ya que estábamos en la oposición. Al año fui elegido Diputado Provincial, sustituyendo a un compañero que dimitió, y fue la bomba: un niñato de 24 añitos en esa Casa.
Tengo muy claro, el paso de los años me lo ha demostrado, que es la mejor escuela de democracia que existe, convertimos lo excepcional en normal, los ayuntamientos abrieron de par en par sus puertas y ventanas y por ellas entraron bocanadas de libertad, de participación, hicimos de los ayuntamientos la casa de todos.

Pero el tiempo ha pasado, algunos comenzamos a pintar las primeras canas, el camino ha sido largo y aún quedan muchas cosas por solucionar, siempre hay temas pendientes, pero hay muchos que siguen en la brecha y en el mes de mayo volverán a demostrarnos que son lo mejor de nuestra casa, incansables al desaliento, siempre en la brecha, con renovadas energías e ilusiones, haciendo cada día que el futuro de nuestros pueblos y ciudades sea mejor.


Me siento orgulloso de haber sido uno de esos pioneros, hoy otros siguen la senda, es el tiempo de otros nuevos alcaldes y alcaldesas socialistas, somos una esperanza cierta y no vamos a defraudar a los ciudadanos que durante 28 años han confiado en nosotros.

Pero los tiempos cambian, hay augures que hablan de limitar el número de mandatos, que eso implica corrupción. ¿A quién se le ha ocurrido tal insensatez?. Nosotros mismos y los ciudadanos son los únicos que pueden apartaros de nuestra responsabilidad, nadie puede arrogarse en nombre de no sé que principios la posibilidad de subvertir la expresión máxima de la soberanía popular. Algunos dirán que eso de ser “alcalde” o "alcaldesa" es un chollo, que todos son ricos, bueno millonarios, yo creo con toda sinceridad que el que tal dice miente descaradamente o oculta oscuras intenciones, pero si es cierto que hay que racionalizar las retribuciones de los alcaldes y eso debe ser fruto de un consenso nacional de todas las fuerzas políticas, ya está bien de decir que los políticos llevan aparejado el adjetivo de “corruptos”, sólo los antisistema, los nostálgicos de otras etapas, los que acostumbraban a ir en prietas filas, recias marchas y en paisajes de montañas nevadas, quieren que todo vuelva a ser como era: el señor alcalde es un altruista y no tiene sueldo, pero si hábilmente han provocado el bochornoso asunto de los "pelotazos urbanísticos", igualmente algunos hábiles trileros se infiltraron entre nosotros y confundieron sus intereses personales con los generales, pero siempre hemos sido capaces de echarlos de nuestra casa, otros parece que están encantados de conocerse y salvo que los cojas " in fraganti" siempre negarán todo.

Ese cuento es como el de la falsa de moneda que de mano en mano va y ninguno se la queda.

El próximo 27 de mayo tu ciudad, tu pueblo vuelve a necesitar un alcalde o una alcaldesa socialista, y estoy seguro que así será.

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