martes, 27 de febrero de 2007

Badajoz porta do Alentejo



O Elvas o Elvas, Badajoz a vista.

Los grandes cambios siempre comienzan con pocos comprometidos. Lo que marca la diferencia con lo establecido también comienza con pocos. Nosotros éramos al principio muy pocos y ahora somos muchos los que pensamos que Portugal es algo más que una cosa que siempre ha formado parte del paisaje.
Superados viejos desencuentros, hoy la realidad de las relaciones entre España y Portugal tienen en Badajoz un vértice muy importante, un vector que puede aglutinar – en armonía y cooperación – instrumentos de desarrollo y creación de riqueza que repercutan por igual en el desarrollo de los municipios de su entorno, en Extremadura y el Alentejo y, por extensión, a ambos países en conjunto.

Las sinergias que desde ambas partes de la antigua raia fronteiriça se han ido generando, la superación de los ancestrales recelos, la apuesta seria por conocer las señas de identidad: culturales, económicas, lingüísticas, etc. de los habitantes de ambas zonas son una muestra palpable de que las políticas de cooperación, colaboración, intercambio y proyectos en común pueden vertebrarse si se supera el viejo concepto de superioridad, que tanto molesta al ciudadano lusitano. Badajoz es una ciudad llamada a ser motor y cooperador necesario frente a una sociedad que desea articular mecanismos de desarrollo común, de cooperación fructífera, del uso racional y sostenible de sus potencialidades endógenas. En ese camino común, compartido, debe nacer una nueva estrategia de que permitan compaginar y armonizar desarrollo con sostenibilidad y con calidad de vida, frente a caducos modelos de desarrollismo obsoleto; debe alumbrar una nueva filosofía de innovar, de poner en valor la calidad frente a la cantidad, lo genuino frente a lo común, lo específico frente a la generalidad, y ese esfuerzo debe entenderse desde la ciudad de Badajoz, para asumirlo en plano de igualdad con la articulación de sólidos lazos – en la extensión total del término -, que permitan que los poderes públicos, las administraciones sean los catalizadores e instrumentos necesarios, pero son solo parte de un engranaje más complejo, acompañan, moderan, no imponen ni marcan el camino, ese camino lo hacen los ciudadanos libres y responsables, es la sociedad civil la que quiere ver a sus representantes estar en el camino adecuado, pero a esa sociedad civil no le gusta el tono imperativo, el querer ser el protagonista de una esperanza que Badajoz debe hacer realidad, pero Badajoz debe ser generosa, debe saber escuchar, tener la fibra sensible para entender que cualquier chasquido o nota discordante hará que la esperanza se marchite, y no debe ni puede marchitarse. Construir puentes, hacer realidad esperanzas de desarrollo y progreso, son fruto del diálogo, del acercamiento, de la puesta en valor de las señas culturales de dos países que se saben diferentes pero que desean un mestizaje pacífico, un acercamiento de proximidad, pero teniendo siempre en cuenta que cada uno desea preservar sus propias señas de identidad.

Badajoz fue pionera en ese trabajo de prospección, hoy está llamada a dar un paso más en la articulación de esa nueva sociedad, de una nueva forma de mirar, escuchar y entenderse con aquel que está dispuesto a ser mirado, escuchado y desea expresarse con libertad. Muchos, ahora por fin, conocemos el lenguaje, el camino, el paisaje, el paisanaje y además, siendo esto lo más importante, estamos dispuestos a compartir con ellos ese proyecto ilusionante, un proyecto que aún necesita limar estrías y ciertas asimetrías y desigualdades, pero con paciencia tozuda, con el tacto de saber escribir con líneas rectas, con la capacidad de permitir que la fina lluvia empape a unos y otros, estamos convencidos que erradicaremos, para siempre, ese viejo adagio portugués que dice: “Da Espanha, nem bom vento, nem bom casamento”, cambiar la ortografía de los idiomas ricos en matices, para crear una nueva metáfora que diga: “Da Espanha, chegam pela cidade de Badajoz, novos ventos e a alegría de um feliz casamento”.

Los tiempos marcan las oportunidades, los ciudadanos construyen la nueva armonía, debemos hacer ese esfuerzo, soplar con fuerza, insuflar ánimos, tender lazos fuertes, abrir de para en par nuestras mentes e imaginar que un día, no muy lejano, Badajoz es la primera ciudad ibérica, una ciudad donde unos y otros, son algo más que consumidores, mercancías o potenciales clientes, son la misma cosa: ciudadanos libres que están construyendo juntos un futuro de cooperación común, generando confianza mutua, articulando redes de complicidad ciudadana, empresarial, cultural, etc., redes que una vez estén puestas en funcionamiento hagan de Badajoz una ciudad abierta, una ciudad donde alegría y saudade sean parte de nuestro acervo identitario, un modelo a seguir, una mezcla de culturas fruto de un intercambio pacífico, impregne de una identidad propia a una sociedad nueva que sintiéndose orgullosa de sus señas propias, es generosa, asume lo que estando tan próximo siempre separó, y hoy debe unir, esa es la apuesta y ese camino ya no tiene retorno posible.

A esa tarea colectiva, a esa empresa de construir juntos, estamos llamados todos, de nada servirán inversiones millonarias, infraestructuras insospechadas, desarrollo y riqueza, sino somos capaces de comprender que par escribir de nuevo la historia hay que usar dos plumas y dos tinteros, pero un mismo papel, en ese papel iremos añadiendo día a día, como los viejos historiadores, los hitos alcanzados en la construcción de esa nueva ciudad que un día será Badajoz, pero sólo se podrá escribir en esa hoja de ruta si lo hacemos al unísono, con el mismo compás, con la misma sintonía, con la generosidad y la altura de miras, perderse en lo inmediato, es destruir algo que aún no ha germinado. Que nadie quede atrás en esta tarea que abrirá de par en par el resurgimiento de una ciudad que ya no será ni de aquí ni de allí, será el crisol en el que confluyeron dos pueblos, que hartos de ignorarse, un día decidieron algo tan simple como trabajar juntos, generando y exportando su modelo como una conquista de la tolerancia, la concordia y la capacidad de saber entender y comprender, que juntos podemos, separados poco lograremos.

Seamos como nuestro común Río Guadiana, caminemos juntos hasta el mar, ese mar que cada día está más cerca de una ciudad que quiere ser dueña de su futuro, no esclava de su pasado.


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