viernes, 9 de marzo de 2007

Zeca Afonso - 20 anos depois

É lindo ouvir a o Zeca.

25 de abril sempre.

Zeca Afonso y la Revolución de los Claveles























Zeca Afonso. 20 años depués.

El 23 de febrero, fecha infausta para esta España de nuestros dolores, se cumplieron 30 años del fallecimiento de Jose Zeca Afonso, el que puso su voz y su música a la "Revolución de los claveles", movimiento militar de carácter progresista que contó con gran apoyo social y puso punto final a la dictadura salazarista en Portugal. A las cero horas de aquel histórico y primaveral 25 de Abril, el programa "Límites", de Radio Renascença, comenzó a emitir los acordes de "Grandola, Vila Morena". Fue la consigna para poner en marcha el engranaje revolucionario. La la letra y la música eran de José Afonso, la figura más importante de la canción portuguesa de este siglo, y una pieza clave de la música popular de todo el mundo. "Zeca" Afonso dejó un legado de integridad y compromiso.
José Afonso ha sido una de las grandes glorias nacionales de Portugal, como Camoens -asegura el cantautor musical José Mario Branco, uno de los artistas que más cerca estuvo siempre de Zeca Afonso- y fue abandonado en sus horas bajas por algunos que le deben todo lo que son. Muchos ciudadanos de este país han aprendido a pensar y sentir gracias a él.

No se puede entender la importancia y la trascendencia de la obra artística de José Zeca Afonso, sin hacer una aproximación cabal a la personalidad humana y política de este irrepetible portugués nacido en Aveiro, quien murió sin reconocimiento oficial, a pesar de su enorme compromiso y su gran talento.

Durante toda su vida, mantuvo un inquebrantable compromiso artístico y político, primero contra la dictadura de Salazar y, al final de sus días, frente a la contrarrevolución encabezada por el Partido socialista de Mario Soares. Zeca fue consciente siempre de que su honradez navegaba a contracorriente, pero en ningún momento abandonó sus principios y su coherencia. Por eso detestaba el desencanto, que él calificaba como una mera justificación para los traidores.

Su defensa de la democracia popular, directa y no institucionalizada, le acarreó las críticas y el rechazo de algunos sectores políticos, incluso de izquierda. Zeca Afonso cantaba incesantemente para el pueblo, en cooperativas agrarias y comissioes de moradors, utilizando sus exquisitas creaciones como vehículo para las movilizaciones.

Físicamente más alto que la mayoría de sus paisanos, complexión fuerte, mirada profunda y aire tímido e introvertido, José Zeca Afonso sería el antidivo por excelencia. Sensible y depresivo en algún momento, era profundamente irónico y mordaz, tal cual resulta patente en muchas de sus creaciones.

En alguna actuación suya, y con frecuencia, olvidaba hasta versos de sus propias canciones. De ahí su permanente preocupación por conseguir siempre un atril para consultar la letra que él mismo creaba. En otro momento, algún espontáneo le sujetaba las notas o le soplaba cuando algún lapsus le asaltaba.

Zeca Afonso era muy aficionado al deporte; con el nombre de Cerqueira en los partidos de fútbol, sus jugadas con el siete a la espalda fueron jaleadas por los seguidores del grupo juvenil Académica de Oporto. Sentía especial predilección por el corredor Mamede, especie de Curro Romero del maratón, atleta genial y emperador de la espantada.

Programas deportivos y pocos más eran los que Zeca veía en televisión, un medio al que siempre tuvo en su punto de mira y al que ridiculizó en memorables canciones como Acupuntura en Odemira.

Durante los últimos años de vida, en su casa de Vila Nogueira, en Azeitao, cuando la atrofia muscular, que acabaría produciéndole la muerte, hacía mella en él, manteniendolo postrado en cama, Zeca se resistía a ser un televidente pasivo.

Hasta el último momento mantuvo una entereza y lucidez inusitadas; no se puede evitar el escalofrío y la emoción al recordarle frente a una mesilla repleta de pastillas de todas clases y colores, haciendo un esfuerzo para tomar una taza de café sin ayuda de nadie. Aún más, escuchando los versos de la impresionante Canción de la paciencia, incluida en el compendio Como se fora seu filho, que dice, entre otras estrofas, que Muchos soles y lunas nacerán,/ más olas en la playa romperán,/ ya no tiene sentido tener o no tener/ vivo con mi odio a mendigar./ Tengo muchos años para sufrir,/ más de una vida para andar,/ bebo la hiel amarga hasta morir./ Ya no tengo pena, sé esperar.

La puerta de entrada a su casa de Vila Nogueira, pueblecito situado entre Lisboa y Setúbal, tenía un cartel muy elocuente: Nao ao ley fascista da segurança. En su interior, multitud de detalles, cuadros y carteles alusivos al 25 de Abril dejaban claras sus inalterables posiciones políticas. Zeca Afonso nos dijo que "a mí me curaría de verdad otro 25 de Abril. Acabaría con todos mis problemas y dolencias. Lo peor de mi estado actual es ver cómo la situación política y social se deteriora cada vez más, sin poder contribuir a cambiar la inercia con todas mis fuerzas. De las conquistas del 25 de Abril sólo quedan algunas pequeñas libertades formales, cada vez más restringidas".

Su domicilio fue centro de reunión y punto de referencia para mucha gente. Amigos de Portugal, de España y Francia se acercaban constantemente hasta aquel pueblecito, en la comarca de Azeitao, donde residía José Zeca Afonso, para verle, hablar y estar junto a él. También un grupo de niños del colegio local de diez o doce años, que editaba el periódico contra la dirección del centro, tenía instalada en casa del músico su infantil redacción.

Licenciado en Filosofía e Historia, José Zeca Afonso fue profesor de instituto hasta 1968, fecha en la que lo inhabilitan para ejercer cualquier puesto docente, como una represalia política. Hasta el año 1983 no se le reconocieron de nuevo sus derechos. Al morir, Zeca Afonso cobraba 30.000 pesetas mensuales de pensión. Entonces, era su único ingreso. Su productor musical, Arnaldo Trindade, quien le bautizó como el papa de la canción portuguesa, en símil poco afortunado, no le pagó nunca sus derechos de autor.

José Zeca Afonso comentaba con cierta amargura la gran desbandada de muchos antiguos progresistas portugueses, conocidos suyos, hacia posiciones cercanas al poder político y económico.
"Muchos se han vendido por un plato de lentejas y han justificado su actitud diciendo que estaban desencantados. Me gustaría saber de qué pueden estar desencantados, si aquí no se ha producido ninguna revolución. Lo que estamos viviendo es una contrarrevolción. Si hubiese cambiado algo, y no estuviesen de acuerdo, lo entendería. Pero este no es el caso. Ese desencanto no es más que una justificación para los que nunca han estado encantados y para todos esos traidores".

Al realizar el menor acercamiento a la figura de José Zeca Afonso, resulta inevitable recordar, con todo el cariño del mundo, a Zélia, su entrañable compañera, mujer de una dimensión humana excepcional, e irrepetible, como José Zeca Afonso; junto a un nutrido grupo de amigos, Zélia impulsó la creación de la Associaçao José Afonso, con la pretensión de dar a conocer, en sus multiples facetas, el papel histórico de José Afonso y también su personalidad militante, como promover la difusión de toda su obra y contribuir a salvagaurdar su integridad y calidad, además de crear un centro de documentación sobre la vida y obra del artista portugués.

A pesar de haber concebido piezas ya clásicas, Zeca Afonso siempre fue muy autocrítico: "Me he dedicado durante años a componer canciones en condiciones precarias, más preocupado por conseguir una comunicación fuerte y por actuar políticamente, que por perfeccionar todo lo que yo quería de mi trabajo. He sido bastante cuidadoso y exigente pero, lógicamente, siempre he estado condicionado por mi intención propagandística".

Siempre se manifestaba en contra de la denominación de canción protesta para con su obra: "El músico es quien protesta, no la canción". Por eso mismo insistiría en la necesidad del claro compromiso ético de artista, o trabajador del arte, como él siempre decía.

Fue pionero en la reivindicación de las corrientes musicales africanas, y la influencia de aquellos sones está presente en toda su obra. También en esto se adelantaba a su tiempo. Canciones maestras, como Ailé, Ailé o Un homem novo veio da mata son elocuentes muestras. El elaborado lirismo de sus temas no dejó nunca lugar a la tibieza en el mensaje: tu muerte, pintor,/ reclama otra muerte igual,/ sólo ojo por ojo/ y diente por diente vale. Canta en A morte saiu à rua, un precioso y dramático tema dedicado a José Días Coelho, pintor y escultor comunista asesinado a tiros por la policía política de la dictadura salazarista (temible PIDE portuguesa, hermana de la BPS franquista), de día y en plena calle. En el Cantar Alentejano, una bella y sentida creación dedicada a la campesina antifascista Catarina Eufemia (embarazada cuando la asesinó un teniente de policía, con tres disparos a bocajarro), el mensaje es similar: Quien vio morir a Catarina/ no perdona a quien la mató.

José Mario Branco nos relataba, emocionado, cómo se realizó la grabación del tema, en un estudio francés: "El sistema de grabaciones hacía que, desde el principio de esa tarde, fuese el momento que debía grabar "Cantar Alentejano"; ¿vamos a ello, Zeca?, le dije. Naturalmente, preocupado por la factura del estudio. ¿No tienes nada para ir metiendo?, contestó; se veía que todavía no estaba dispuesto; el alma de Zeca, me dí yo cuenta después, estaba toda en el Alentejo, en los ojos de Catarina Eufémia. Como tantas veces le sucedía, andaba por el estudio de aquí para allá, dando pasos nerviosos, como un joven león en su jaula. Hasta que, ya al final de la tarde, dijo: "Salgo fuera, para ver a las vacas" (el estudio estaba en una finca rodeada de campos). Desapareció una o dos horas. Cuando volvió ya era casi de noche: "Vamos a grabar a Catarina". Zeca, en mitad del estudio, solo y a oscuras, cantó. Una sola vez. Y esa es la que está en el disco. Nosotros, privilegiados espectadores, estábamos en la central técnica, todos llorando, incluido el técnico francés. "¿Consideráis que es mejor que cante esto otra vez?" "No Zeca, no. Está muy bien así".

Actuó por última vez en directo en el Coliseu dos Recreios lisboeta, en 1983, precisamente el lugar donde, nueve años antes, "Grandola" se convirtió en un himno para la historia. Aquella velada quedó recogida en un disco vibrante, en el que José Afonso, canta, ya con ciertas dificultades, arropado por todos sus músicos y sus amigos más incondicionales.La enfermedad fue avanzando inexorablemente desde entonces hasta 1987, pero, a pesar de todo, compuso en este periodo temas para dos nuevos discos.

José Afonso Cerqueira dos Santos murió el 23 de febrero de 1987, con 58 años. Una multitud veló el cadáver en la capilla ardiente que tuvo lugar en el Club Naval de Setúbal, núcleo proletario del cinturón industrial de Lisboa, capital de la Revolución de los Claveles. Su entierro constituyó un último ejemplo: tras el féretro marchó primero el pueblo anónimo, coreando una vez tras otra sus canciones y enarbolando banderas rojas, simplemente, sin ningunas siglas, y claveles del mismo color; detrás, los gremios operarios, y por fin, enmascarados en el gentío, desfilaron algunos políticos que en vida de Zeca no se habrían atrevido a acercarse a él (Mario Soares especialmente).

Muchos integrantes del sepelio iban de negro, a pesar de que Zeca había exigido que nadie se vistiera de luto por su muerte. Más de cien canciones, numerosos poemas, varios cortos de cine, media docena de obras de teatro y, sobre todo, aquel ejemplo de honestidad e integridad que constituyen su importante legado, junto a lo que supuso la Revolución de los Claveles.
Visitar la web de la Asociación José Afonso.
Descargaros Grândola Vila Morena en mp3.
Grândola, vila morena
Terra da fraternidade

À sombra duma azinheira
Que já não sabia a idade
Jurei ter por companheira
Grândola a tua vontade
Grândola a tua vontade
Jurei ter por companheira
À sombra duma azinheira
Que já não sabia a idade
25 de abril SEMPRE.

Goldman Sachs dixit in New York







Poder regresar a casa y vivir en paz.

El modelo de desarrollo actual depende en gran medida de la producción de cemento, una de las industrias más contaminantes del mundo. Brasil, Rusia, India y China, cuatro de los cinco principales productores de cemento junto a España, fueron señalados por Goldman Sachs como los países que dominarán el panorama económico mundial en 2050.


La corrupción ha servido a todos estos países para vulnerar sus leyes y para pasar por encima de los pueblos locales y hacer primar su modelo de desarrollo por encima de la protección del medioambiente y de las riquezas naturales.


España produjo, en 2006, un 6% más cemento que el año anterior sólo para la construcción. El gris gana cada vez más terreno sobre el territorio español debido a la presión de la especulación inmobiliaria y la corrupción urbanística que involucran a miembros de gobiernos locales y a empresarios para permitir la recalificación de suelos para desarrollar complejos urbanísticos ilegales.


En otras partes del mundo, el crecimiento de la industria del cemento obedece a la creciente concentración de la población mundial en los centros urbanos. En la ciudad están los recursos, los servicios, los puestos de trabajo y las oportunidades educativas. El cemento se vuelve imprescindible para todo este desarrollo, que tiene un impacto inmediato y a largo plazo sobre los paisajes, sobre el medioambiente y sobre la calidad de vida de las personas.


México es un ejemplo. En el norte desarrollado, las excavadoras y las productoras de cemento han dejado un reguero de metal y de chatarra, así como nubes de polvo gris y olor a productos químicos.
Las nuevas “capas de construcción” son, por un lado, complejos residenciales de lujo con campos de golf y clubes deportivos. La ciudad no sigue un modelo de desarrollo con armonía estética. Es una metástasis con casas que quedan sin terminar por falta de planificación, varillas oxidadas que sobresalen y calles que quedan sin pavimentar. Sin embargo, crecimiento no equivale a bienestar cuando el agua y la electricidad no están garantizados.


China sufre una transformación similar. Su población huye de la pobreza del campo para poblar los centros urbanos, donde al menos existe una esperanza. Este crecimiento espectacular no sería posible sin una revolución en el sistema de producción energética que encontró el Gobierno en la construcción de la Presa de las Tres Gargantas en el Río Amarillo, para el que se usaron 28 millones de metros cúbicos de cemento. Si hiciéramos bloques de cemento de un metro cúbico con esa amalgama y los pusiéramos uno junto al otro, podríamos rodear la mitad de la circunferencia de la Tierra.


Aunque la producción de cemento permita incorporar y destruir materiales residuales tóxicos y neutralizar los ácidos de las minas y reutilizarlo para el asfalto, los impactos son negativos. El transporte de la piedra caliza desde el lugar de extracción hasta la fábrica hace que las partículas más contaminantes en todo el proceso de producción lleguen al aire. Cuando la amalgama se produce mediante el “proceso seco” (una de las dos maneras de producir cemento), los desechos tóxicos se incorporan a las aguas residuales que muchas veces contaminan las reservas cercanas de agua.


Desde su producción hasta su empleo en la construcción, el cemento está cambiando los paisajes. Los prados, los bosques y las costas se encuentran cada vez más cercados por bultos grises amorfos. Cuando se sobrevuela México D.F., no se ve más horizonte que una plancha gris de construcciones y calles, cubierta por una capa de gases contaminantes producidos por los coches que recorren cada vez más distancia para llegar a su destino. Pero más grave es el daño al medioambiente y el impacto social del crecimiento desmedido de los núcleos urbanos.

La armonía del espacio físico está relacionada con la armonía interna de cada persona. Cuando la casa está en desorden y obstaculiza la circulación, dan ganas de huir y, si no se puede, surge de dentro la violencia. El bienestar depende de tener un espacio sencillo, ordenado y limpio para querer volver a casa.

http://www2.goldmansachs.com/our_firm/investor_relations/financial_reports/articles/annual_reports_articles_070216134553.html

En esta tierra, para nuestra desgracia, han aparecido muchos ecologistas de generación espontánea, aplaudidores de intereses foráneos, y sacralizan temas que para ellos son dogmas inamovibles. Frente a la miopía interesada de algunos llamemos a las cosas por su nombre y pongamos coto a las sinrazones. Progreso sí, desarrollo también, respeto por encima de todo, pero que nos dejen hacer en esta tierra lo que en otras parece ser normal y no dañino.

Hipocresía sólo la necesaria y con el futuro de esta tierra menos ecologismo de cartón piedra y más apuesta por el futuro de una sociedad en crecimiento, eso sí, nosotros mejor que nadie sabemos lo que se puede y lo que que no se puede, demos una oportunidad a la esperanza.

Nos la merecemos.


Fundação Calouste Gulbenkian. "Calhau"


Fernando Calhau. Luz em plena noite.
Fernando Calhau é um caso singular da história de arte em Portugal pelo o que, em boa hora, a Fundação Calouste Gulbenkian decidiu, no âmbito das comemorações dos seus cinquenta anos, organizar uma mostra que relembra e revisita o seu trabalho, numa exposição dividida em duas fases e com um título insistente e mágico: “Convocação I e II”. O volume da opus de Fernando Calhau é, só por si, eloquente no que diz respeito à dimensão e qualidade de um trabalho feito de inteligência, saber, humor e consistência que uma estúpida morte prematura interrompeu.

Mas comecemos pelo princípio: Calhau nasceu em Lisboa em 1948 e fez a sua primeira exposição na Cooperativa Gravura (“Gravuras Brancas”), aos vinte anos. Estes trabalhos monocromáticos, numa linha que nunca deixou de explorar ao longo da vida, mostravam já a sua originalidade e demarcavam-no das correntes de arte então conhecidas em Portugal. Cursou Pintura na Escola de Belas-Artes da capital onde conheceu alguns dos que se tornaram seus amigos para a vida. Já nessa altura, de enorme euforia criativa e grandes cumplicidades – contra a inércia do País em geral e o ensino académico em particular – Fernando Calhau criava, à sua volta, um clima de interesse apaixonado pelos assuntos relativos à arte e às chamadas “vanguardas”. Com Julião Sarmento, seu companheiro de Escola e “cúmplice” ao longo da vida – trabalharam juntos, também, na antiga Secretaria de Estado da Cultura, a partir de 1976, sob a égide de Eduardo Prado Coelho – aventurou-se na utilização de novos materiais e diferentes suportes, criando uma autêntica revolução na Escola e no meio artístico, essencialmente conservador. Calhau e Sarmento pintavam com tinta acrílica, desdenhando o óleo que era considerado como o material dos “verdadeiros artistas”, e secavam rapidamente os trabalhos, ao sol, no pátio da Escola. Queriam experimentar bem e depressa. Resolutamente, procuravam informação que viesse dos Estados Unidos e de Inglaterra, contrariando a tendência dos artistas portugueses para se virarem para Paris, algo que permanecia desde o século XIX.

Com a cabeça cheia de arte Pop e de Rock n’ Roll, Fernando Calhau, mal terminou a licenciatura, em 1973, partiu para Londres com uma Bolsa da Fundação Gulbenkian e ingressou na famosa Slade School of Arts , onde se especializou em técnicas de gravura. Durante um ano trabalhou nas suas pesquisas, que incluíram o início do uso da fotografia para fixar texturas como erva, rochas, mar e areia que se transformaram em fotogravuras e, mais tarde, em filmes (“Mar” I, II e III - 1976). Calhau professava um interesse especial pela produção em série. Agradava-lhe essa dessacralização da arte e ao intensificar a produção de “séries” de grande beleza, sensibilidade e simplicidade desfazia a ideia da importância da “obra única” e da singularidade “sagrada” do artista.

Os anos setenta foram de intensa actividade. Fazem parte deste período os “quadros verdes” e desenhos (lápis de cor sobre papel) de uma delicadeza incomparável, bem como as impressões heliográficas, os desenhos a tinta permanente e os filmes Super 8. Artistas como Donald Judd, Joseph Kosuth, Lawrence Weiner, Joseph Beuys faziam parte do seu universo, o conceptualismo impunha-se e Calhau explorava com firmeza os duros caminhos da rotura com a tradição artística, trabalhando exaustivamente a forma e a cor. Em 1978 realizou um conjunto de trabalhos, “Night Works”, e em 1979 foi a vez de “Dark Pages”, em que os negros e os cinzentos foram tomando conta do espaço da tela e do papel, na continuação da procura no sentido de produzir composições minimais e monocromáticas. Resistia assim, à sua maneira muito particular, às modas e ao ímpeto do pós-modernismo. Com a sua habitual serenidade e maturidade intelectual apresentou o resultado de uma longa reflexão, em torno da pintura negra usando também néon e placas de aço, na Galeria Luis Serpa, em 1987 e, de novo, em 1989.

Toda a pesquisa que Calhau fará, a partir daqui, intensificar-se-á em torno dos conceitos de espaço e de tempo. A sua pintura, seja em suporte tradicional ou não, reflecte uma busca metafísica e uma quase “irrealidade” que irá marcar a sua vida e obra até ao ano da sua morte, em 2002, quando também inaugura a grande exposição na Fundação Gulbenkian “Work in Progress”. (O título é, como sempre, um reflexo da personalidade do artista, um desafio ao tempo que se estava a esgotar, para ele).

É preciso que se diga que estas duas exposições, agora na Gulbenkian – que complementam, em certa medida, “Work in Progress” – vêm confirmar o que já se sabia: que Calhau é um dos mais emblemáticos artistas do século XX, que o seu trabalho é uma referência incontornável. Estes juízos de valor ficam, no entanto, muito aquém da sua importância. Na realidade, Calhau tornou-se um “clássico”, o centro de um cânone e a beleza do seu trabalho perdurará como matriz e inspiração de gerações futuras.

Na longa entrevista que deu a Delfim Sardo e que consta do catálogo de “Work in Progress” diz Fernando Calhau: “Interessa-me muito pouca coisa (em arte). Interessa-me o (Donald) Judd, o Vermeer, “A Tempestade” do Giorgione, o Giotto. Interesso-me sempre por artistas rígidos. Interessa-me o (Richard) Serra, o Warhol. Quase toda a Pop. Gosto de outras coisas com uma componente afectiva que não consigo dissociar. Gosto do trabalho do Julião Sarmento, da pintura do Michael Biberstein, do Douglas Gordon.” Assim era o Fernando Calhau: um grande pintor com gostos precisos e ecléticos, um extraordinário artista com uma formação fora do comum e um amigo terno e atento, possuidor de um notável e refinadíssimo sentido de humor. Quem o conheceu desde os tempos da Escola recorda sempre a forma desarmante como, com notável inteligência, sabia desmistificar os incontáveis enganos da vida. O homem que se considerava pintor acima de tudo enfrentou o drama da doença, do cancro que o foi devastando, com uma fortaleza, dignidade e desassombro invulgares. A brutal seriedade da morte tornou-se visível no seu trabalho mas a coragem e a tranquilidade com que encarou o seu fim transformou a sua obra em algo de uma beleza única, um exemplo muito raro de consciencialização e de iluminação.