domingo, 7 de diciembre de 2008

Otro trigésimo aniversario: Gaspar Garcia


Este 2008 que se nos va lleno de crisis y de cambios inimaginables, ha servido para celebrar 30 años de nuestra Constitución que ya es un logro en nuestra azarosa historia, pero yo me quiero detener en otro que ha pasado inadvertido para la mayoría.
El 11 de noviembre de 1978 moría, bajo los tiros de la Guardia Nacional de Tachito Somoza, el Comandante Martin, el cura guerrillero Gaspar García Laviana. Un día llegó a tiempo entero a Nicaragua y allí cambió parroquia y confesionario por guitarra, evangelio y fusil revolucionario. Este asturiano cansado de hacer promesas a los campesinos que no pudo cumplir, un día se dio cuenta que su misión consistía sencillamente en que la gente no siguiera dormida. Ese fue el motivo que le llevó a abandonar el sacerdocio e incorporarse al Frente Sandinista de Liberación Nacional. Gaspar García Laviana murió en combate dirigiendo la columna «Benjamín Zeledón», como miembro del estado mayor del Frente Sur. De él se decía que era «el primero en entrar en combate y el último en retirarse». No pudo ver en vida el triunfo del Frente Sandinista y su entrada en Managua el 19 de julio de 1979.
Hoy es tiempo para su recuerdo, calles, plazas, y hasta un Hospital llevan su nombre, tanto en Nicaragua como en su Asturias natal. Hace seis años, la Asociación de Vecinos junto a autoridades municipales de Gijón, inauguraban una sencilla placa en la Avenida que lleva el nombre de Gaspar García Laviana: GASPAR VIVE.
Como otros revolucionarios que murieron antes de cumplir los 40 (el Ché, Zapata) o como el líder sandinista, Comandante en Jefe Carlos Fonseca, que también moría en el mismo año 78 sin llegar a conocer el triunfo, Gaspar perdura en las generaciones venideras de Nicaragua y del mundo, como una llama reconocida de los aportes del cristianismo revolucionario, a las luchas y esperanzas de los Pueblos.
Los festivales, los reconocimientos, jornadas, nombres de calles y plazas, libros, poemas y reflexiones colectivas realizados bajo el nombre de Gaspar García Laviana sin duda continuarán, porque una necesidad ética y humanista tiene marca de Gaspar, y esa marca o señal no será perecedera mientras, como decía el otro comandante, seamos capaces de sentir indignación ante la injusticia en cualquier lugar del mundo.
Que en la mañana del próximo día 28 esa jerarquía católica española que celebrará en la Plaza de Colón una nueva sinfonía excluyente tome nota de lo que este modesto bloguero expresa.