martes, 24 de julio de 2007

Menosprecio de Corte y Alabanza de Aldea


Siempre se dijo que el Obispo de Mondoñedo mandó mucho, y no me refiero a esa rara avis de Gea Escolano, que renunció a seguir azotando al Gobierno del PSOE en 2005 por motivos de edad y no por ganas de seguir siendo un cruzado armado, sino de Fray Antonio de Guevara, Obispo de Mondoñedo, que en el siglo XVI escribió un libro intitulado Menosprecio de Corte y Alabanza de Aldea.
Sirva dicho principio para comprobar como este mundo está en grave peligro, metrópolis gigantescas, desertización de millones de hectáreas, desforestación de la Amazonía, cambio climático, exterminio de seres vivos, tsunamis, inundaciones en julio en Inglaterra, guerras interminables, genocidios, hambrunas, pandemias, y un largo catálogo de horrores.
Día si,día también, mueren cientos de personas en Irak, en Darfour, en Irán, en Arabia Saudí, en toda África, unos por daños colaterales y otros por carecer de medicamentos contra enfermedades como el SIDA. Existen niños esclavos, mujeres de toda raza, nacionalidad y condición que son obligadas a prostituirse, meninos da rúa, excluidos, mendigos que pululan por las grandes urbes del planeta, en suma, hemos creado ciudades inhabitables que devoran alimentos, energía, contaminan, producen residuos que no se pueden controlar, un nivel de ruido ensordecedor, despersonalización inhumanidad, exclusión y miseria en función de donde se viva en esos monstruos urbanos que parecen ideados para que el ser humano desaparezca de forma desapercibida.
Ayer Barcelona se quedó sin luz, nadie sabe nada, nadie responde, pero si ya era inhabitable esa metrópolis, la falta de energía hace que se consuman todas las energías posibles para evitar situaciones que da pánico pensar: policías, bomberos, alimentos que se pudren, caos circulatorios, gente aislada en túneles o ascensores, deseperación, rabia e impotencia.
Algo estamos haciendo mal, sirva de ejemplo esa foto superior del Aeropuerto de Congonhas en la monstruosa metrópolis de Sao Paulo ( más de 20 millones de habitantes) donde un avión se ha estrellado y han fallecido todos sus ocupantes. Yo que he tenido la ocasión de aterrizar en dicho Aeropuerto y les aseguro que no soy miedoso, aluciné al ver como accede el avión a dicho aeropuerto en medio de una nube de rascacielos, para echarse a temblar.
Debemos repensar este mundo, las ciudades deben servir a los ciudadanos y no por mor de una sociedad dual, controlada por el capitalismo globalizado, los ciudadanos servir a esos monstruos urbanos, hay que recuperar el equilibrio, reestablecer criterios de sostenibilidad, fijar a la población en sus raíces permitiendo que se puedan desarrollar plenamente sin necesidad se colmatar esas megalopolis inhabitables, insanas, insufribles, donde el ciudadano pasa a ser una número estadístico, tanto en un trámite administrativo como en su parte de defunción.
Hay que concitar voluntades, somos muchos millones más, tenemos la razón y la obligación de hacer que este planeta no desaparezca, porque los que nazcan nos exigirán un día señalándonos con el dedo acusador. ¿Qué hicisteis para impedirlo?.
estamos a tiempo, ahora hay que empezar a introducir la razón, mañana puede ser tarde.