martes, 8 de diciembre de 2009

Los Buches de las gallinas


En la capital de Dinamarca, Copenhague, empezó ayer la Conferencia sobre el Cambio Climático, todo parece indicar que como la cosa del clima no está bien a algunos les toca seguir pagando y otros cobrando. Esta ONU no deja de ser un acrónimo vacío, hueco, sin contenido, que ahora dirige un señor de ojos rasgados pero que tiene su sede en New York City.
Mucho chau chau, muchas declaraciones de intenciones, pero el multilateralismo es una quimera, aquí mandan los de siempre y si el Protocolo de Kyoto fue papel mojado este será más de lo mismo, muchas promesas de cambio para que todo siga igual.
Mientras tanto las guerras se multiplican, la gente se muere de hambre, las sequías, hambrunas y demás asimetrías siguen agrandandose y el Gran Padre Blanco, ahora es café con leche, ha decidido que hay que mandar 30.000 soldados más a Afganistán para labores de paz e implantación de la democracia y pide a sus aliados que manden también más soldaditos para enseñar a unos que no quieren aprender que hay que ser buenos y demócratas.
Por estos pagos nada de nuevo, nada que no sepámos, y unas tragaderas que ya las quisiera para si la gallina más grande del mundo porque en su buche puede uno encontrarse de todo. El consumismo compulsivo nos amenaza de nuevo con sus arbolitos, renos y portalitos y la gente sigue pensando en ella misma. Nada nuevo nos espera, las ocasiones se nos escapan y volverán a imponer su modelo aquellos que nos han llevado a la situación actual, ellos si que saben esperar y aprovecharse de la mayoría, porque les dejamos que nos salven y así nos va a ir.
Sirvan como estrambote final unas letrillas de una cancioncilla típica de la Isla de San Miguel, en el Archipiélago de las Azores, que se titula "Pezinho da Vila" y que demuestra lo que se puede uno encontrar en las tragaderas.
Eu fui até Vila Franca
escachado numa tranca
à morte duma galinha
o que ela tinha no papo
sete cães e um macaco
e um soldado da marinha.