jueves, 27 de marzo de 2008

Atomkraft? Nein danke”


¿Nucleares? No gracias, pero parece que muchos se empeñan en lo contrario y dicen que la energía nuclear, en suma, no pertenece al pasado, ni se trata del experimento de unos desaprensivos enemistados con la naturaleza y el género humano. Está cargada de futuro muy a pesar de lo que algunos quieren hacer creer. Nucleares, si gracias parece ser un nuevo mensaje que muchos venden como alternativa energética, incluído Cándido Méndez, Secretario General Confederal de la UGT, Miguel Bernal, Secretario General de UGT de Extremadura.
Puedo entender cierto posibilismo, cierto pragmatismo, pero escuchar desde la UGT que se abra un debate social a nivel nacional 'sin ninguna prisa, pero también sin ningún tipo de demagogia' para discutir cuál es el modelo energético que se quiere en el futuro para España.
Méndez ha abogado, además, por que la Central Nuclear de Almaraz (CNA) se implique aún más económica y socialmente en la comarca en la que está ubicada, más aún cuando la zona está sometida a un proceso de reconversión del tabaco, que es su principal cultivo.La Central Nuclear de Almaraz, ha dicho, tiene 'la potencialidad económica suficiente para colaborar más en el desarrollo de la comarca', si bien no ha concretado cómo se podría vertebrar ese mayor apoyo.
En este aspecto, Miguel Bernal ha señalado que UGT vería con buenos ojos que se abriera un proceso de negociación entre la Junta de Extremadura y CNA para que en el caso de que se conceda la renovación del permiso de explotación a la central, la riqueza generada por la instalación nuclear revertiera más en la región y en la comarca donde se halla.Por otra parte, Méndez ha destacado los mecanismos de seguridad existentes en la planta almaraceña, que en materia laboral son 'exhaustivos'.
Queridos compañeros a los 22 años de la tragedia de Chernóbil escuchar que el futuro está en la energía nuclear, rezan ingenieros y políticos, sindicalistas y líderes asustados por la escasez de oro negro y gases variados. El futuro está en la energía nuclear, hija de la Segunda Guerra Mundial y de la Guerra Fría. Pero, recemos, aunque no creamos, para que haya un futuro después de esta anunciada nueva ofensiva de la era nuclear. O para que el mundo despierte y vea en el sol, el viento y el agua, o donde carajo sea una alternativa limpia y renovable, un mundo donde no haya que rezar para asegurar que habrá un futuro.
¿Nucleares? No, gracias.