sábado, 30 de mayo de 2009

Air Force One



Cantaban en la Argentina aquella canción de " En las arenas bailan los remolinos, el sol juega en el brillo del pedregal, y prendido a la magia de los caminos, el arriero va, el arriero va. Las penas y las vaquitas, se van por la misma senda, las penas y las vaquitas, se van por la misma senda, las penas son de nosotros, las vaquitas son ajenas". El día 7 de junio nos jugamos mucho en las Elecciones al Parlamento Europeo aquellos que somos gente de izquierda y socialistas. Una Europa gris, Bruselas es un ciudad gris, un modelo mercantil que no crea ciudadanía, unos ciudadanos deslumbrados por el oropel y los fondos comunitarios, un triste como José Manuel Durao Barroso (que parece hermano de los Morancos aunque menos engraçado). En suma pocas esperanzas para que esto cambie y se produzca el renacimiento de nuevo del capitalismo maquillado con tintes "Iberia" aquellos que usaba mi abuelita, porque eso es lo que va a ocurrir.

Aquí, en esta piel de toro, entre meapilas, clérigos, aznaristas y señoras rubias que están encantadas de haberse conocido (Doña Rosita es todo un lujo), nos peleamos por si usamos el Falcon para ir a esto o a lo otro. Que si tú, que si yo, que si tú lo usastes, que ahora lo uso yo....
De pena porque el único que sabe de esto de aparatos que vuelan es el Mr. President of the United States of América que para eso tiene el Air Force One, los demás hemos ido toda la vida de carro, como el arriero pampero, y no nos ha pasado nada.
Que el 7 de junio la izquierda y los socialistas como sus genuinos representantes recuperen el lugar que les corresponde, a ello contribuyo y contribuiré pero me parece que debemos, el día después, reflexionar sobre algunas cosas.
A llenar las urnas de puños y rosas.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Entre lo de los aviones y lo poquito que trabajan por el auténtico progreso, este es el gobierno del "Falcon-Rest".

Malo Malísimo dijo...

Mucho tenemos que cambiar después, mucho...

Anónimo dijo...

Algunos han tenido y tienen la "buena costumbre", porque son gente de bien, de utilizar el coche oficial de cierto ayuntamiento extremeño para asistir a los plenos de del parlamento regional. Una vez fue ella y ahora es él.